domingo, 20 de julio de 2008

A veces...


Hay días en los que a veces quisiera estar todo el día en casa, refugiándome en algún rincón haciendo nada, otros salir corriendo, escapando de lo que me atormenta y otros en los que me lleno de energía y quiero recorrer caminos jamás andados, oler aromas que la naturaleza nos regala, disfrutar de cosas sencillas y sonreírle a la vida.

Hay días en los que quisiera comer todo lo que se me antoja, comer un trozo de torta de merengue con frambuezas, un chocolate con almendras, sacar un tarro de crema y comerla a cucharadas, comer, comer, comer... y hay otros en los que me sale la mina que llevamos todas y que no pruebo ni siquiera un bocadito extra, porque todo engorda.

Hay días en los que quisiera tener el pelo muy largo, muy largo y otros en los que quisiera raparme de pura rabia porque no crece nunca. Reconozco que el pelo es una de mis obseciones, lo he tenido muy corto, rubio, con visos, reflejos, muy largo, con chasquilla, sin chasquilla, negro, y colorín.... y nada me ha gustado...

Hay días en los que siento que todo el mundo me mira, cuando me siento linda, cuando me piropean aún en la calle y conocidos también... que bien se siente!... pero hay otros en los que quisieras llegar pronto a casa para que nadie me vea, cuando recién salida de la ducha me veo fea.

Hay días en los que quisiera enfrentar al mundo y decir lo que siento, lo que quiero... mandar a la cresta la opinión del resto, luchar por llegar a donde quiero, por lo que quiero hacer y otros en los que aterrizo y en donde me doy cuenta que no se puede... aún no, para qué... si el camino por el cual quiero caminar aún no está pavimentado...

Hay días en lo que quisiera reír, conversar, jugar y otos en lo que sólo quiero un abrazo sin palabras, sin preguntas, sólo quiero que me regales por un ratito en calor de tu regazo.

Hay días en los que quisiera ser niña nuevamente, donde no tenía responsabilidades, donde todo era risas, donde una caricia de mi mamá bastaba para sentirme bien, donde me refugiaba en ella dejando que decidiera por mí, pues sabía que iba a ser lo mejor y otros en los que quiero demostrarle a ella que ya soy adulta, que soy dueña de mi vida, que puedo hacerlo, en donde quiero ser yo la protectora de mis pollitos, ser su protectora, su refugio, su pilar, su consuelo y no permitir que nada las dañe.

Hay días en los que mis palabras fluyen, en donde dejo hablar a mi corazón, en donde yo misma me tropiezo por querer decir todo, en donde me emociono al ver tus ojos que leen los míos y otros en los que las palabras se me atoran en mi pecho y no hay manera de que salgan.

Así soy yo.... y hay días en los que no quisiera ser...